Sexualidad en el Posparto

A primera vista, pareciera que sexualidad y posparto son dos situaciones vitales que no coinciden.

Muchas madres relatan que es tanto el impacto que produce el parto, y tanto el compromiso físico y psíquico que implica el posparto, que no queda energía para nada más. «Me cuesta encontrar tiempo para tomar una ducha..» es bastante frecuente escuchar. En los grupos de madres puérperas, escuchamos hablar de pañales, de lactancia, de mal dormir, de cansancio, de agobio, de felicidad extrema mezclada con tristeza, de tiempos diferentes… pero rara vez escuchamos de sexualidad.

 

En general, es un tema que se plantea de afuera, de su marido, de los amigos o bien de la coordinadora de su grupo, si es que hizo algún tipo de preparación. Pero, ¿Por qué es importante la sexualidad? Básicamente porque es una manera de estar relacionado con la vida. No debemos asociar sexualidad, solo con genitalidad Es un concepto mucho más amplio. Es no perder de vista la capacidad de gozar, de manifestar el deseo, de sentir, de dar y recibir, de estar inmerso en la vitalidad.

Muchas veces pasa que cuando una mujer es madre, queda totalmente tomada por ese rol y muchas veces queda relegado su ser mujer.

No olvidemos nuestra tradición judeocristiana, que valoriza la madre y la separa del sexo. Por lo tanto entre los mandatos heredados y la problemática presente, es real que a las puérperas les cueste mucho retomar su sexualidad.

 

Ordenemos algunos conceptos:

Su cuerpo:
En el pos parto conoce un nuevo cuerpo, ya no está «llena», ahora está vacía. El bebé ideal, está afuera; y esto la remite a reubicar su es esquema corporal. No es el cuerpo de antes, no es el cuerpo del embarazo, es otro cuerpo que hay que aprender a conocer y aceptar. Todavía hay cambios hormonales, los pechos están hinchados, a veces la episiotomía está presente, o la memoria de la misma.  A veces hay dolores, y parece imposible asociarla a una zona de placer. La penetración se teme, puede haber pérdidas. El cuerpo, desconocido, está dolorido y cansado.

 

Sus emociones:
Se siente vulnerable y confusa. Muy cambiante en su ánimo, a veces potente y a veces no. Ambivalente, necesitada, extrañando la atención que recibía en el embarazo. O preocupada por su trabajo, o por lsa exigencias del rol, o sus otros hijos.

 

Su familia:
El embarazo era de ella. El bebé es de todos. ES sobrino, es nieto, es hermano. Muchas personas están modificadas por su nacimiento. Cada uno elabora esta experiencia como puede, a veces están disponibles para ayudar a los nuevos padre, a veces no. Y a al pareja le cuesta encontrar tiempos para encontrarse solos, como hombre y mujer y no sólo como padres.

 

Todo esto nos lleva a pensar, qué recursos tienen las puérperas para poder ayudarse a transitar esta nueva etapa. Por suerte hay muchos.

 

  • La pareja puede comenzar a encontrarse en abrazos, caricias, masajes, baños aromáticos e intercambio que permiten conocer este nuevo cuerpo, sus zonas erógenas. Tal vez todavía no puedan tener una relación sexual, propiamente dicha, pero sí pueden comenzar a acercarse.
  • Cuando quedó miedo a la penetración, el uso de cremas y de juego lo van logrando de apoco.
  • Saber que no es tiempo de exigencias. Poder hablar de los que pasa, de lo que esperan, estando claro que esto es una etapa y no un estado.
  • Planear pequeños tiempos para estar juntos, aunque sea una hora, es algo.
  • Saber que su cuerpo es de ella. Si bien sus pechos están disponibles para la lactancia, coexisten como zona erógena, y si en el intercambio amoroso sale leche… es parte de sí misma y pertenece a esta nueva realidad.
  • Aceptar el nuevo cuerpo. No querer borrar enseguida la huella de lo vivido. Puede no estar bien según los cánones estéticos, pero sí está bien como espacio que dio vida y la recibe. O sea, un cuerpo potente.
  • Saber que están en la crisis, y esta crisis es buena, porque permite conocer más, crecer más, evolucionar más.
  • No asilare. Todas las mujeres son diferentes, pero les pasan más o menos las mismas cosas. Y poder compartir con otras mujeres es recrear los recursos, la imaginación, el acompañamiento.

De ahí la importancia de los grupos que avanzan en este aprendizaje.

Animarse a preguntar, a informarse, y por sobre todas las cosas, aceptar l desafío: ser mujer y ser madre parece difícil, pero sin embargo de esta integración sale una mujer íntegra, que agradece la experiencia para desarrollarse más, y ser una generadora de amor. A ella misma, a su compañero, a su hijo, a la vida.

 

Lic. Diana Wechsler.
Directora de Natal

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