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Maternidad y Desarrollo profesional

| Lic. Diana Wechsler. Es común la percepción de que, para que una mujer avance en su carrera o profesión, debe sacrificar mucho en otras áreas de su vida.

Maternidad y desarrollo profesional

Creo que está muy difundida la idea que para que una mujer se desarrolle en su trabajo o profesión paga un precio muy alto en otras áreas de su vida.
Vemos constantemente mujeres que se esfuerzan por cumplir en todo, produciendo un impacto muy fuerte en su energía, en su disfrute y, muchas veces, en su salud. Pero esta situación suele estar más acentuada cuando esta mujer es, además, madre.

Pareciera que el arquetipo de madre perfecta, incondicional y sacrificada sigue vigente.
Si lo cumple, se agota. Y si no lo cumple, siente culpa. Y además pretende de sí misma, cuál mujer maravilla, no solo ser buena madre, buena profesional, sino también ser productiva, sexy y bella, sociable, ocuparse de otros miembros de la familia. Y muchas cosas más.

Siendo que la esclavitud se abolió hace ya muchísimo tiempo, es momento de revisar y reflexionar. ¿Por qué las mujeres son esclavas de tantos mandatos? ¿Cómo se construyen?

Estas creencias o imágenes incorporadas inconscientemente parten de varios supuestos que a través de los siglos fueron empujando a la mujer a un lugar de sacrificio, de no respeto de sus necesidades, de priorizar las de los otros.


Algunas mujeres perciben esta situación y están buscando un cambio, para otras es todavía algo tan naturalizado e inconsciente que simplemente corren a cumplir con los mandatos.

Buscando en la historia y en cómo se desarrolló en el tiempo, el patriarcado no sorprende. Se valorizan, sin duda, rasgos, competencias y características más sintónicas con lo masculino, más allá del género, por supuesto.

Y “naturalmente” se le asigna a la mujer una imposición múltiple. Conformar el deseo del otro. Sea el hijo, el compañero, el jefe. Los otros.

Por ejemplo, vemos constantemente parejas que buscan compartir la crianza. Y en la estadística vemos que la mujer suele cargar más con responsabilidades ligadas a los niños y la casa, pese a la buena intención de esos hombres padres que están aprendiendo un nuevo rol.

También se le asigna que debe ser activa, productiva, no perderse nada. Muchas veces confundiendo vitalidad con aceleración.
Debe estar linda y adecuada al modelo de belleza del momento. Debe ser muy eficiente en su trabajo. Que no se note su preocupación, ni su emocionalidad ni nada.
Podríamos seguir enumerando muchísimos factores de lo asignado. Pero aquí viene una primera posible bisagra.

Eso es lo asignado.
Pero ¿esto implica también lo adquirido?
Por supuesto que no.

De todo lo asignado, la mujer puede reflexionar, comprender y elegir, qué toma y que no toma. Y así ir construyendo su propia huella, su propio modelo de funcionamiento.
Con sus fortalezas incluidas, con atención a lo que considera importante o no para su desarrollo.

Creo que en esta incorporación, sin mucha reflexión de por qué toma estos mandatos, queda fuera un concepto muy importante.

Y es que reedita, copia el modelo masculino de funcionamiento. Y repito, más allá del género.
Y deja afuera características y fortalezas de su energía femenina que no pone en valor.
Como por ejemplo, la empatía, la comprensión, la intuición, el sostén, el liderazgo blando o de inclusión, la comprensión global, la versatilidad, la capacidad de hacer equipos armónicos, etcétera, etcétera.

Hasta aquí es una descripción de qué es lo que sucede. Y podemos avanzar detallando el cómo se hace, el esfuerzo que conlleva, las presiones, los impactos.


Pero insisto en revisar el porqué, revisar las bases de estas creencias, el paradigma que le dio origen. Poner en valor otras maneras, otros valores y poder caminar, en todo caso, hacia una mejor complementación. En lugar de confrontaciones, muchas veces inútiles.
Y ese portal de cambio es probable que venga de la mano del concepto y trabajo de economía energética.

Pero lo dejamos para la próxima junto a otros temas que iremos desarrollando.

5 preguntas que deben hacerse

  1. ¿Entiendo que esta es una etapa y no un estado permanente?
  2. ¿Elijo conscientemente esto que estoy haciendo ahora?
  3. ¿Qué debería hacer para estar más confortable con las situaciones?
  4. ¿Tengo detectados cuáles son los factores que me frenan?
  5. ¿Tengo detectados cuáles son los factores que me favorecen?

Palabras clave
Discriminación por género
Diferencia salarial
Doble carga? Familiar y laboral.
Carga mental
Techo de cristal
Innovación

Octubre 2024
Lic. Diana Wechsler